Cupratos

La estructura de los cupratos está caracterizada por capas de cobre y oxígeno, que forman una red cuadrada. En los vértices de cada cuadrado se sitúan los átomos de cobre mientras que los átomos de oxígeno se encuentran en el punto medio de las aristas. Estas capas atómicas controlan el comportamiento del material al paso de la corriente eléctrica.

En los óxidos de cobre, también llamados cupratos, la aparición de la superconductividad está ligada a la cantidad de electrones que se mueven en la capa de cobre-oxígeno. En los llamados “compuestos padre” cada átomo de cobre aporta un electrón a los electrones que se mueven. Los compuestos padre no son superconductores, pero según la teoría estándar se esperaría que fueran metales.

En contra de estas expectativas y debido a la fuerte correlación entre los electrones los compuestos padre son aislantes, y se les llama aislantes de Mott. En los aislantes de Mott el paso de la corriente eléctrica se inhibe para evitar que haya dos electrones en el mismo átomo, ya que debido a la fuerte repulsión esto costaría mucha energía. Los electrones localizados se ordenan de forma antiferromagnética.

Al añadir o quitar electrones de la capa de cobre-oxígeno desaparecen el carácter aislante y el antiferromagnetismo y aparece la superconductividad. A temperaturas superiores a la crítica, el material conduce la electricidad, es decir, es metálico. Sin embargo sus propiedades son muy anómalas debido a la fuerte repulsión entre los electrones. Se cree que esta fuerte repulsión y/o la tendencia al antiferromagnetismo pueden estar en el origen de la superconductividad de alta temperatura.