Existen muchos materiales que se vuelven superconductores al bajar la temperatura. Algunos tienen una composición muy sencilla, son elementos químicos como el plomo o el aluminio; otros involucran varios elementos y hay que prepararlos en el laboratorio. Si nos fijamos en la respuesta de un superconductor a un campo magnético podemos clasificar los materiales en superconductores de tipo-I y superconductores de tipo-II .
Debido a la repulsión de Coulomb los electrones generalmente se repelen. Para que se formen los pares de Cooper es necesario que, de forma efectiva, los electrones se atraigan. Aunque en todos los superconductores se forman pares de Cooper la razón por la que se forman estos pares no parece ser la misma en todos ellos. Una clasificación diferente de los superconductores se fija en el origen de la superconductividad y clasifica a los superconductores en superconductores convencionales y superconductores no-convencionales.
Según la teoría BCS de 1957 la interacción de los electrones con las vibraciones de la red de iones resulta de forma efectiva en una interacción atractiva entre los electrones gracias a la cual se forman los pares de Cooper y la superconductividad. En algunos materiales como el plomo o el aluminio esta teoría explica bien los resultados experimentales. Sin embargo, existen materiales, entre los que se incluyen los superconductores de alta temperatura, en los que las interacciones de red, al menos por sí solas, no parecen ser las responsables de la superconductividad en estos sistemas.
Hablamos de superconductores convencionales si la formación de los pares de Cooper está mediada por las vibraciones de la red de átomos (fonones) y de superconductores no-convencionales cuando el origen es otro.
Aunque la superconductividad se descubrió hace más de un siglo, actualmente se siguen descubriendo nuevos superconductores. Cuando se descubre un nuevo superconductor hay un gran interés en saber si es convencional o no-convencional.